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Quien escribe tiene un conflicto personal con el cine Taika Waititi que se resume en que no entiendo porque se lo alaba tanto. No niego que What we do in the shadows (2014) es su mejor película, pero todo lo que vino después muestra a un director del montón y a un cómico con buenos y malos momentos, en especial en Thor: Ragnarok (2017) que, al parecer, tiene entusiastas defensores. Tampoco es que me cierro a su cine y voy con la idea preconcebida de que sus películas son malas, pero hasta ahora no he podido conectar con sus propuestas y Jojo Rabbit es otro ejemplo de todos los vicios que veo en filmografía.
Basado en el libro Caging Skies de Christine Leunens, la trama transcurre durante la segunda guerra mundial y trata sobre un niño llamado Johaness ‘’Jojo’’ Betzler (Roman Griffin Davis), quien tiene como amigo imaginario a Adolf Hitler (el mismo Waititi) y que decide ir a un campamento nazi. El conflicto ocurre cuando, luego de que le explote una granada a su lado, descubre que su madre (Scarlett Johansson) oculta a una chica judía en su casa. El principal y más evidente problema que presenta Jojo Rabbit es que sus chistes pocas veces funcionan; no es que lo intenta, pero se trata de un humor que se le podría ocurrir a cualquiera solo que puesto en pantalla.
Como sátira del nazismo queda inofensiva. Waititi representando exageradamente a Hitler puede servir como gancho para atraer a un público sediento de humor incorrecto, pero es solo eso… aunque sospecho que tiene que ver con lo que pretende su director. No festejar ni convertir a un ser nefasto en parte de la cultura pop – de hecho sus títulos de crédito con una versión alemana de I want to hold your hand de los Beatles parecen indicarlo – pero lo cierto es que el personaje va perdiendo peso durante el transcurso de la película. Este Hitler no tiene nada que ofrecer y como parodia es hasta más divertido ver al Micky Vainilla de Peter Cappusotto.
Pero otros problemas son más preocupantes: El primero es que en su necesidad de generar algo en el espectador Waititi recurre a golpes bajos que son nefastos, coherentes dentro de la narrativa del personaje principal, pero que también hablan de un director inepto para trabajar el drama. Además algunas decisiones de puesta en escena parecen imitar y parodiar el cine de Wes Anderson, en especial Moonrise Kingdom (2002) solo destacan por tener una linda fotografía, pero nada más. Hay ideas visuales, por supuesto, pero estás son pobres y muestran a un director que subraya cuando es innecesario al mismo tiempo hace evidentes cosas cuando no lo necesitan serlo y que repite chistes hasta el cansancio.
No se puede negar que lo mejor que tiene esta película es su reparto, profesional y convincente a excepción de Rebel Wilson, que nunca sale de su mismo papel y cuyo cuarto de hora paso hace rato. Cats, otra producción donde actúa es otro ejemplo de que necesitamos menos películas con ella. Por suerte ahí están Johansson y Sam Rockwell que pueden levantar cualquier propuesta con su solo presencia.
Dudo que no guste Jojo Rabbit… se trata de una comedia dramática que es inofensiva y edulcorada, justamente, de esas que con consideradas feel good movies. Tiene sus pros y sus contras y todo depende del cristal con que cada uno mire. Valoración: Regular.