Te recomendamos:
Vincent Cassel compone un policía desaliñado, de aspecto desagradable, con los cabellos revueltos, bebedor empedernido a cualquier hora del día, resentido, siempre con un impermeable puesto que no se lo quita ni para coger. Todo en él exuda suciedad y abandono. Tiene un hijo adolescente que vende droga en la calle y cada vez que lo encuentra lo castiga físicamente sin piedad. Es un fracaso como padre, marido y va camino a serlo como policía en el caso que debe resolver. Sandrine Kiberlain es la madre que denuncia la desaparición de su hijo de dieciséis años al no retornar un mediodía de la escuela.
Devastada, debe hacerse cargo de manera permanente de una hija discapacitada con síndrome de Down, ya que su marido, ingeniero mercante, vive la mayor parte del tiempo en alta mar. Resignada y sufrida, parece manifestar debilidad ante los avances eróticos del policía que se aprovecha de su estado de condolencia, para luego mostrase como una mujer fría y calculadora. Una presencia perturbadora e incómoda. Romain Duris, es el vecino que dio clases particulares al muchacho, dice conocerlo en profundidad y se pone al servicio de la investigación.
Un personaje ambiguo, escritor frustrado con muchas insatisfacciones, observa, juega de manera maliciosa, piensa e interpreta. Levanta serias sospechas, sin embargo será quien destrabará el meollo en que se encuentra empantanado el detective, gracias a su perversa imaginación. Los tres personajes se espían de una u otra forma, coinciden en la falta de amor y deberían frecuentar el diván de un psicólogo. Erick Zonca adapta la novela Expediente de desaparición del israelí Dror Mishani, especialista en ficciones de detectives. Contó con un gran elenco en el que se destacan también Charles Berling, como un colega de Cassel y Élodie Boucher, la protagonista de aquella joya llamada La vida soñada de los ángeles (1998), ópera prima del director.
Un thriller psicológico bien negro como el título original Fleuve noir (Río negro), con predominio de acciones nocturnas envueltas en una paleta de grises y azules, y una cámara que sigue al investigador con numerosos primeros planos. Abundan las pistas falsas en las que el personaje de Duris aparece como un Macguffin dentro de la trama. Hasta un cierto punto del rodaje, el film parece tener un desarrollo anodino con un final simplón, sin embargo en las postrimerías se expone la telaraña de hechos macabros que cubre la desaparición del joven. Bienvenida reaparición de Zonka después de una larga ausencia en las pantallas. Valoración Buena
Sin dejar huellas se proyectará en el marco del Tour de Cine Frances