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En 1956 se estrenaba la película El planeta prohibido en la que hacía su aparición por primera vez Robby el robot que luego pasaría a formar parte de la tripulación de la nave Júpiter 5 en la famosa serie de televisión Perdidos en el espacio (1965-1968). No era la primera vez que un robot inteligente aparecía en una historia de ciencia ficción pero todos recordarán que lo que caracterizaba a Robby era su relación con el Doctor Smith: un ida y vuelta entre vida artificial y vida humana en la que se ponía en juego un curioso intercambio de valores entre uno y otro al punto de coexistir ambos en una divertida zona de indiferenciación.
A partir de este antecedente mucha ha sido el agua que ha pasado bajo el puente de las relaciones entre humanos y robots, aunque sin duda un hito fundante es la novela Yo, robot de Isaac Asimov con su tardía secuela cinematográfica de 2004 y entre medio, los temibles Cylon de Battlestar Galactica, o el inteligente y entrañable Data de Star Trek The Next Generation, o el curioso T-800 de Terminator en sus dos versiones (héroe y villano), entre tantos ejemplos que se hace difícil compilar. Ni que hablar del impresionante androide Roy Batty de Blade Runner y su enorme enfrentamiento con el dispositivo que lo condena a morir a plazo determinado.
Pero hay algo en común en todas estas representaciones y es el contrapunto a partir del cual se organizó siempre el género: un humano, demasiado o poco humano y un robot o androide (denominación más moderna y políticamente correcta) demasiado o poco máquina. Data, por ejemplo, quería ser humano pero los Cylon odiaban a quienes los habían construido a imagen y semejanza nuestra precisamente con la intención de humanizarlos. En la novela Yo, robot los androides eran una suerte de amenaza siempre encubierta y por ello debía imprimírseles en sus neuronas de silicona una serie de prohibiciones, la principal de ellas, no hacer nunca daño a un ser humano, pero el problema eran precisamente los humanos y no los robots.
En esta breve e incompleta reseña es que viene a inscribirse la serie de televisión Almost Human, creada por Joel «J. H.» Wyman (Fringe) para la productora Bad Robot de J. J. Abrams. La serie está ambientada en el año 2048 en un mundo en el que el desarrollo tecnológico avanzó a pasos agigantados en la producción de biotecnología e inteligencia artificial a la par en que las fuerzas del orden se ven desbordadas por nuevos y temibles modos de delincuencia.
Como un medio para imponer el orden los cuerpos policiales se componen de las clásicas parejas de detectives pero compuestas por un humano y un sintético, es decir, una máquina ultra sofisticada en términos informáticos pero totalmente carentes de todo trazo de humanidad. No obstante las cosas no fueron siempre así ya que anteriormente hubo toda una generación de androides que tenían características casi humanas pero que fueron dados de baja precisamente por no ser confiables ya que podían tomar decisiones propias, tenían sentimientos, gustos, etcétera. Sin embargo uno de estos robots anticuados, llamado Dorian (Michael Ealy), volverá al servicio activo para convertirse en la pareja del rudo detective John Kennex (Karl Urban) que desde luego odia a los androides en parte porque él mismo tiene una pierna artificial.
http://www.youtube.com/watch?v=lnrS5M2iDVs
El contrapunto entre Dorian y John, ambos casi humanos, es el eje de la serie y ahí es donde comienzan los problemas porque, en principio, resulta imposible al verlos no recordar a Del Spooner encarnado por Will Smith y su relación con el androide Sonny en Yo, robot, pero además, en la composición del personaje de Dorian resulta difícil no asociarlo a Data (en el segundo episodio hay una trama muy similar al episodio The Offspring de Star Trek TNG). Es cierto que Dorian, a diferencia de Data, no quiere ser humano sino ser quien es, y que Kennex rápidamente deja de lado su desprecio por el androide y le otorga su confianza ya al finalizar el primer episodio, pero bueno, ahí es donde estamos y está la serie.
Tendrán que evolucionar mucho los personajes principales y encontrar una composición original no solo de cada uno de ellos sino, principalmente, de la relación entre ellos para que Almost Human pueda sobrevivir a la lluvia de críticas y fuerte caída de audiencia que se precipitó entre la emisión del primero y segundo episodio, nada es imposible pero será realmente una hazaña si logran que la serie tenga más de una primera temporada. Género muy difícil el de las relaciones entre humanos y robots, con mucha historia que oprime como pesadilla el cerebro de todos los seres vivos, sean humanos o artificiales.