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La actriz Valeria Bruni Tedeschi, en su faceta como directora, últimamente se inspira en sus experiencias personales dentro de la alta burguesía a la que pertenece. Tanto en Un castillo en Italia (2013) como en Nuestros veranos, la realizadora retrata la decadencia de un grupo familiar de un nivel social alto en torno a una gran mansión. Una gran villa junto al mar en la Costa Azul francesa reúne a parientes y amigos para pasar las vacaciones como todos los años. Allí acude Anna (Valeria B. Tedeschi) para reunirse con su hija, aprovechar el marco relajado del mar para preparar el guión de su próxima película y de paso refugiarse de su reciente ruptura sentimental.
Algunos personajes acarrean diferentes frustraciones, tanto los patrones como la corte de sirvientes que los atiende. Anna no puede aceptar el alejamiento de su marido que la ha reemplazado por una modelo de lencería, sufre, llora, está al borde de un ataque de nervios; su hermana (Valeria Golino) lamenta el hecho de haber abortado a pedido de su marido y no poder engendrar más hijos debido a su edad; Jean (Pierre Arditi), el cuñado de Anna, un empresario, evita la bancarrota gracias a su mujer; Bruno, un amigo de la familia, intenta suicidarse lanzándose al mar, pero sus dotes de nadador y su resistente corazón frustran el proyecto. Por el lado de la servidumbre, Serge, un estudiante inteligente que tuvo que abandonar los libros por problemas económicos y terminar como criado, reclama el pago de horas extras y feriados sin ser escuchado; Jean Pierre, el cocinero, quiere independizarse y poner su local en París; François, el hijo fronterizo de Serge, tiene pretensiones de mayordomo pero su nula inteligencia y su débil personalidad lo impiden. Otros, en cambio, aprovechan el verano para dedicarse al amor, como la simpática Jacqueline (Yolande Moreau), recordada protagonista de Séraphine (Martin Provost – 2008), que acepta con gusto los avances de un policía, o los amoríos entre el cocinero y la coguionista colaboradora de Anna, provenientes ambos de distintos estratos sociales.
Nuestros veranos presenta altos y bajos. Entre los puntos fuertes están las actuaciones de Yolande Moreau y Valeria Golino en los roles principales, a las que se les suma la de Riccardo Scarmacio como el marido de Anna. También en papeles muy menores se destacan Vincent Perez y Xavier Beauvois. La escena nocturna que encuentra desnudos a Jacqueline y el policía a bordo de un velero es también muy disfrutable. En cambio la extensa duración, cierta languidez, o el tono de comedia, acentuado por una música que recuerda a la de Nino Rota, con trasfondo dramático que no se define ni para un lado ni para el otro, desequilibran la balanza. Así, entre fantasmas que aparecen, almuerzos en la galería, baños en la piscina y veladas musicales transcurre una película insustancial. Valoración: regular.