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El Alienista es una serie oscura. Sus realizadores decidieron mostrar el dolor y la podredumbre que pueden ocultarse entre los pliegues espléndidos de la Nueva York de fines del siglo XIX mientras el mundo ve, deslumbrado, una ciudad que se eleva en rascacielos y encarna como ninguna el sueño de progreso de sus habitantes y de los llegados de todas partes, atraídos por la promesa de un destino venturoso.
Para los diez episodios de esta primera temporada se unieron Cary Fukunaga, el consagrado director y productor de True Detective; Eric Roth, el guionista de Forrest Gump y un elenco de actores con oficio en el que destacan los nombres de Daniel Brühl, Luke Evans y Dakota Fanning. La historia se basa en la novela de Caleb Carr de 1994 y transcurre en 1896.
En los albores de la psiquiatría forense, el doctor Laszlo Kreizler (Brühl) es requerido para colaborar con la policía en la investigación de crímenes perpetrados por un asesino serial. El primer detalle conmocionante es el tipo de víctima: se trata de niños, hijos de inmigrantes que sobreviven como pueden mientras esperan una oportunidad que los saque, literalmente, de los sótanos .
Los chicos de El Alienista trabajan en los prostíbulos frecuentados por miembros caracterizados de la sociedad. Y esa es otra de las circunstancias que le aportan cierta originalidad a un argumento, por lo demás, bastante convencional. Una realidad tan siniestra sólo puede edificarse sobre una trama corrupta en la que la policía tiene un papel decisivo.
Los realizadores de la serie consiguen mantener el interés del espectador a lo largo de los diez episodios, pero tal vez la diversidad de subtemas le confiera a cada uno de ellos cierto desorden argumental. Hay, por un lado, un investigador que actúa como una suerte de Sherlock Holmes y en lugar de Watson tiene como ladero a un ilustrador del The New York Times, dos hermanos gemelos expertos en ciencias criminales y medicina forense y una mujer, el personaje a cargo de Dakota Fanning, que aspira a convertirse en la primera investigadora de la policía neoyorquina y encarna la vertiente feminista de la historia.
Para darle anclaje histórico aparecen, entre otras personalidades de la vida norteamericana, Theodore Roosevelt y JP Morgan. La corrupción es un dato insoslayable que permite el funcionamiento del submundo de la prostitución infantil y que corporiza el actor irlandés Daniel Wilmot, como el capitán Connor.
El Alienista fue íntegramente filmada en Budapest. Sus productores encontraron en la capital húngara locaciones asimilables a la Nueva York que estaba a punto de entrar en el nuevo siglo. La escenografía vuelve una y otra vez a la presencia imponente de la estatua de la Libertad, que por entonces llevaba un poco más de una década en su pequeña isla, pero se detiene casi obsesivamente en las húmedas ratoneras habitadas por los inmigrantes, la miseria inaudita de las habitaciones del prostíbulo y la espectacularidad del puerto.
Aunque Daniel Brühl figure como protagonista, ningún personaje es más importante que la sordidez que está en el corazón del relato. Es difícil despegarse de las víctimas del asesino serial pero conmueve aún más el aspecto desvalido de los chicos sometidos a la crueldad de un oficio que les mata la infancia.
Hay guiños hacia los orígenes del feminismo-mujeres que manifiestan para reclamar por el derecho al voto-, una joven contratada como secretaria que se sumerge en las complicaciones de la investigación criminal, algunas referencias al mundo psicoanalítico y, para los que aman los estereotipos, un depravado de la alta sociedad a quien, para sacarlo de la lupa de las autoridades, envían a…Buenos Aires.
Los responsables de la serie han sembrado en campo fértil como para una nueva temporada. El equipo que lidera el alienista puede, si se lo propone, enfrentar nuevos desafíos.
