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Uno de los grandes males de la vida moderna (de la vida seriéfila moderna) es el drama de los spoilers. Existe una suerte de locura de los fanáticos de las series por impedir que les cuenten tal o cual desenlace o que les arruinen un final, a tal punto que se cuelgan avisos en las redes sociales, como diciendo “no me cuenten el capítulo de ayer, que no lo pude ver”, “no quiero saber quién muere en Game of Thrones, por favor, nada de adelantos”. Vamos a dejar de lado, por ahora, la cuestión de que quien quiera evitar cualquier tipo de información sobre cualquier acontecimiento cotidiano, debería mantenerse alejado de Twitter, donde todos nos juntamos a llorar por algún final inesperado o por algún personaje que ya no está.
El spoiler es odiado y temido por ser precisamente un adelanto o descripción de la trama de un producto televisivo, película o libro que aún no se ha dado a conocer o que no ha sido exhibido en público. Pero el spoiler no es un mal de la era dorada de las series, aunque ahora es cuando se ha popularizado el término. Arruinar el final existe desde que la televisión y el cine conviven entre nosotros, tal vez la diferencia es que hoy no hay mucha opción: todos conocemos a alguien que ha leído los libros de George R.R. Martin o que ha terminado la serie antes que los demás. La pregunta sería si verdaderamente es para hacer tanto alboroto.
La psicosis de los spoilers llegó a tal punto que desde algunas de las más prestigiosas universidades del mundo y de la mano de unos cuanto expertos, se comenzaron a desarrollar algoritmos que impiden que los usuarios de Internet encuentren por casualidad alguna información no deseada sobre la próxima temporada o sobre ése episodio que justo se perdieron por asistir a algún evento importante. Parece que existe más de un 60% de probabilidades de que al navegar, alguien te arruine la trama de tu programa favorito y para esto, ahora existen una serie de aplicaciones como Spoiler Shield, destinados a protegernos de aquellos que se nos adelantaron.
Si nos decidimos tarde a empezar una serie como How I Met Your Mother y de casualidad queremos googlear una lista de episodios o investigar un poco, seguramente nos daremos sin previo aviso con una foto de la madre, un personaje que se mantiene en secreto durante ocho temporadas y que resulta ser un cliffhanger constante a lo largo de toda la historia. Los spoilers son un problema mayor desde que Netflix hizo su novedosa aparición, colgando las temporadas completas para que cada usuario las disfrute a su ritmo, sin tener que esperar una semana. Así como sucedió con Spoiler Shield, se están estudiando y desarrollando otros algoritmos similares que apunten a seleccionar la información de la web específicamente para aquellos que no quieren saber.
Pero lo cierto es que esta manía se ha extendido a tal punto que algún día, aparecerá un flashforward en algún episodio aislado y saltaremos a las redes a hacer un escándalo, tildándolo de spoiler. Porque la verdad es que no se vive sin spoilers, y esa es una de las primeras grandes máximas a tener en cuenta cuando nos disponemos a disfrutar una serie (especialmente una que ya se ha emitido o que nos empezó a cautivar después que al resto).
Está el que prefiere acumular varios episodios y verlos a todos juntos para manejar mejor la ansiedad; el que enloquece por saber qué va a pasar de modo que no lo tomen desprevenido algunos detalles importantes; está el que se compra los libros para no volver a quedar mal parado con la serie; el que les pregunta todo el tiempo qué va a pasar a aquellos que ya terminaron el programa en cuestión y está, como en todos los aspectos de la vida cotidiana, el que tiene la necesidad de lamentarse en las redes sociales por cada mínimo detalle. Ese dato que queremos ignorar, se esconde ahí, todo el tiempo acechándonos en algún rincón de nuestro entorno. Las pequeñas delicias de la vida posmoderna.
La otra gran realidad a tener en cuenta es que cuando algo está bien escrito y cierra maravillosamente por todos lados, los spoilers son un detalle secundario. Sin ir más lejos, somos muchos los que conocíamos el final de Breaking Bad antes de terminar la última temporada (porque siempre estamos los que vamos viendo cuanta serie se puede y sin querer, nos atrasamos en el intento) y eso, no afectó para nada.
Lo mismo sucedió con Mad Men, porque ¡qué hermosas series que son Breaking Bad y Mad Men! Ambas escritas y desarrolladas como ninguna otra. Los adelantos no deseados no importaron, como a muchos tampoco les importaron alguna que otra de las sendas muertes que dejó Game of Thrones, porque prefirieron enterarse antes para amortiguar el impacto. Pero de nuevo, si la escena está bien escrita, si verdaderamente el libro hace su parte, poco importa si queríamos o no queríamos saber, nos sacude igual.
Todos los días se suman nuevos fans de alguna memorable historia a los que parece no molestarles cuando algún intruso arruina el final. Si fuera por eso, nadie incursionaría en el extraordinario mundo de las películas clásicas, donde todos ya conocemos (algunos más y otros menos) el desenlace de la saga El Padrino (si hasta está todo ahí, en Wikipedia), las frases más trascendentes de Goodfellas y hasta sospechamos de qué la va el final de Casablanca. Si algo es bueno, no tiene por qué sufrir una pérdida en los spoilers, si lo que al fin y al cabo importa es el camino que nos lleva hasta el final, no alguna que otra escena reveladora.