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Un proyecto para preservar los ceibos, materia prima de los bombos legüeros, un experimento científico en el que una canción se expresa en lenguaje genético y nuevos conceptos sonoros a través de la percusión, se conjugan en el documental de Andrea Krujoski. Camilo Carabajal, percusionista descendiente de una familia vinculada al folklore, junto con la ambientalista Ingrid Schönenberg, promueven el desarrollo del “ecobombo”, un instrumento de percusión en el que un bidón de agua reemplaza la tradicional carcasa de madera. El fin es proteger la naturaleza y dar más tiempo para su crecimiento a nuestro árbol nacional.
Con su nueva creación, el músico inicia un recorrido en el que desfilan Egle Martin, tan vinculada a los ritmos afroamericanos como el candombe y su particular innovación, “el dombe”, para desplegar su arte sobre las membranas de cuero. Más adelante, el bombista Vitillo Ávalos, integrante del famoso grupo “Los hermanos Ábalos”, parece demostrar que los años no han hecho mella en su excelente técnica. Junto al Cuti Carabajal, Camilo percute con sus manos el asiento de una silla para acompañarlo, mientras las imágenes recuerdan su estadía en Berlín a principios de los noventa. La música, mientras tanto, ya sea en un escondido de guitarra y bombo o la más rockera con batería electrónica, genera impulsos adictivos por la cadencia contagiosa marcada de repiqueteos.
En su paso por Santiago del Estero, visita a dos famosos lutieres de bombos legüeros, llamados así por la característica de ser oídos incluso a una legua de distancia, que explican con pasión el trabajo artesanal que realizan. Por último, en Corrientes, se encuentra con Mataco Lemos, a cargo de una compañía folklórica de su provincia, la excepción de la regla, ya que utiliza para sus bombos madera del palo borracho. A todos lleva y muestra Camilo sus “ecobombos”. En el medio se cuela un doctor en biotecnología de la UADE que aplica el lenguaje genético a la música, al codificar una melodía en formato de ADN y encapsularla en una bacteria, para luego reproducirla en una computadora. A él recurre el percusionista para utilizar la mirada científica en uno de sus temas.
Un homenaje a los instrumentos de percusión y sus cultores, un llamado de conciencia por la preservación de las especies, una desconocida vinculación de la ciencia con la música son los ejes por los que discurre A una legua. La simpática presencia de Carabajal con sus entrevistas y los prestigiosos músicos que lo rodean, constituyen una magnífica fusión que despiertan el interés de escucharlos en vivo. Valoración: muy buena.