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Hoy pasan muchas cosas, cosas gigantes. La televisión y todo lo que la compone nos da la oportunidad de asistir a un momento clave de la industria, donde los soportes se multiplican, las producciones se perfeccionan y nunca, pero nunca, se detiene el crecimiento de las ideas. Algunos pensarán que las series se están robando el protagonismo del cine, y otros verán con bastante razón que se trata de un proceso que se viene gestando desde mucho antes, desde antes incluso de la emisión de obras maestras como The Sopranos o Six Feet Under. La televisión tiene una magia diferente, inexplicable. Es compañía, es creatividad, es trabajo continuo y sobre todo, es un poco de todos nosotros.
Definir los géneros se está haciendo cada vez más difícil, debido al complejo y osado trabajo que ocupa a los guionistas. Ya nada es tan simple como lo era hace veinte años atrás. Desde las grandes cadenas hasta la revolución que se gesta en el streaming, están pasando cosas maravillosas y nosotros queremos formar parte de ello. Y por eso es que siempre esperamos recibir más entusiastas disfrazados de escritores, aquellos que entiendan que las ficciones para televisión son tanto un producto cultural como también un placer culposo.
Miramos series. Eso hacemos. Miramos muchas series. Nos fascinamos, reímos, lloramos y atravesamos ataques de ansiedad hacia alguna season finale. Miramos series y escribimos, porque ésas son las cosas que más disfrutamos. Analizamos los contenidos, porque como todo producto cultural, llevan la huella de la sociedad que las contiene, que las demanda y que las ofrece.
Vemos las series que casi nadie ve, para contar por qué son nuestras Series Recomendadas, buscamos adelantos para ir pensando en lo que vendrá. Las miramos tantas veces que elegimos los momentos que más nos marcaron y de vez en cuando, sacamos alguna ficción viejita de un cajón y como un gusto –ya para nosotros-nos ponemos a escribir sobre eso.
Nosotros vemos y veremos series y las desarmaremos en mil pedazos para ponerlas allí afuera y debatir, analizar, enriquecernos de opiniones y volver a verlas todas las veces que podamos. Porque no sólo escribimos, también somos fanáticos que buscan a otros para poder decir “es como en ése episodio de Friends en el que…” y reírnos juntos, con complicidad, recordando ése algo maravilloso que dejamos entrar en nuestras vidas y que nunca se quiso ir.
Para nosotros, está casi todo puesto en las palabras que Seth Meyers expuso en el monólogo de apertura de los Emmys del 2014: “…eso es lo que me gusta de la televisión, no se hace la difícil, no exige toda tu atención… ella felizmente te entretendrá mientras cocinas o envuelves tus regalos de Navidad. No como el demandante cine, que espera que te pongas pantalones, conduzcas hasta su casa y pagues por una gaseosa de $40. Así que muchas gracias, películas, ¡pero yo me quedo con la televisión!”