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La investigación literaria con resultados sorprendentes que bordean el escándalo tuvo su caso más resonante en la misma Francia, donde transcurren las acciones del presente film, también conocido como El misterio del Sr. Pick. El premio Goncourt, uno de los más prestigiosos galardones literarios franceses otorgado a partir de 1903, tiene la condición de que solo puede ser concedido una sola vez en la vida de cada escritor. Romain Gary, autor de La promesa del alba, lo obtuvo en 1956 por Las raíces del cielo y diecinueve años más tarde por La vida por delante bajo el seudónimo de Emil Ajar, para burlarse y vengarse de la crítica literaria que lo consideraba un autor trasnochado. El engaño recién se descubrió varios años después de la muerte de Gary. En nuestro país, en el año 2007, el jurado encabezado por Griselda Gambaro y Carlos Fuentes que otorgó el premio “La Nación –Sudamericana” a Sergio Di Nucci por Bolivia construcciones, revocó su decisión meses más tarde al encontrarse que más de 100 páginas resultaron un plagio de la novela Nada (1944) de Carmen Laforet.
Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini), un crítico literario mediático antipático, egocéntrico y suspicaz, tiene grandes sospechas de que un libro considerado una obra maestra, encontrado en una biblioteca que colecciona libros rechazados por los editores, haya sido escrito por un ignoto pizzero, ya fallecido, de un pequeño pueblo de provincia. Se obsesiona por desentrañar lo que considera una conspiración de la editorial para aprovecharse del público, bajo la forma de un truco publicitario fraudulento.
La historia se introduce en los entretelones de la industria editorial con una mirada crítica, resalta la obsesión por alcanzar un best seller junto a los egos y prejuicios de escritores, críticos y editores. Con una mirada sarcástica del mundo literario, se burla de su esnobismo al mismo tiempo que destaca el cinismo de la industria que cae en la tentación de elaborar perversas estrategias de mercado. Es una típica película de “Whodunit” (quién lo hizo), pero en este caso no se trata de un crimen sino de quién escribió un libro. No hay asesinatos, ni cadáveres, ni sangre, ni persecuciones o peligros mortales, sin embargo tiene todos los condimentos de las películas de detectives.
Otro aspecto de la obra de Bezançon es el contraste entre la vida de provincia, simple, con menos dedicación a la cultura y la mundana París. Lo hace a través del juego de luces, las burlas de Luchini cuando enfrenta a la familia del presunto autor, la autenticidad de los pobladores del Finisterre frente a la pedantería de los capitalinos. Una diferencia entre conciudadanos que el director intenta disminuir y acercar a través de las sucesivas imágenes del puente atirantado de Térénez. Por último, La biblioteca de los libros olvidados deja como postulado de que se puede crear sin necesidad de compartir, crear en las sombras, el fantasma de desaparecer detrás de una obra como lo hizo la fotógrafa Vivian Maier.
Simpática mezcla de comedia ligera con film de misterio, con un relato convincente, con muchos enigmas para que el público ponga a prueba su capacidad de deducción. Valoración: 70.