Te recomendamos:
Black Sails: la última gran serie más allá del género pirata
Hay una suerte de mandamiento implícito en las ficciones televisivas que dicta que, cuando no puedas tener en mano un libreto excepcionalmente arrollador, al menos atráelos con grandes nombres. Esto funciona mucho mejor para las comedias, claro. Sucede que a la larga, todas se parecen, las tendencias que tiran los hilos de las ideas son más visibles (no en vano tenemos una gran carta de series de humor familiar).
Con el argumento de la peculiar familia unida y la superación de obstáculos en conjunto, más el agregado del cálido mensaje que subyace de manera más o menos obvia en cada capítulo (conocido también como el modelo Modern Family), aparecieron en pantalla dos comedias que apuntaron al mismo lugar. Comenzaron por revivir una o dos figuras otrora aclamadas pero siempre vigentes y disponer un guion a su alrededor que sirva a los efectos de realzar los mejores atributos de los protagonistas.
The Crazy Ones (CBS) y The Michal J. Fox Show (NBC), tomaro a Robin Williams y Sarah Michelle Gellar en un caso, y a Michael J. Fox en el otro, y les montaron toda la escena alrededor. Vale decir que la primera puede parecer, a simple vista, mucho mejor elaborada. Claro que, deberíamos tomarnos unos segundos aparte para develar el misterio de porqué las sitcoms tienen que llevar obligatoriamente un nombre que evidencie una escandalosa falta de creatividad, y que además, no invita a nadie a probar el producto. Historia aparte.
Fuera de ésas pequeñas manchas negras que hoy por hoy tiñen más o menos uniformemente a todo el género, The Crazy Ones ha tenido una excelente aceptación. Simon Roberts (Robin Williams) es un genio creativo que domina (o dominó, allá por sus mejores épocas) el mundo de la publicidad. Junto a Sydney, su hija (Sarah Michelle Gellar), llevan adelante Roberts and Roberts, una prestigiosa agencia de publicidad. Como no podía ser de otra manera, padre e hija tienen un modo muy distinto de vivir y trabajar, cuestión que se interpone constantemente entre ellos.
En la lucha por entenderse se van creando buenas situaciones humorísticas. Podemos ver a un Robin Williams que actúa desenfadado y con soltura. Parece, en ciertas escenas, que él fuera demasiado grande para este primer acercamiento a un protagónico en la pantalla chica, luego de la ochentosa Mork and Mindy. Gellar no se queda atrás: parece que la comedia le sienta bastante bien, incluso mejor que el drama.
Lo que The Crazy Ones tiene para destacar (o más bien, agradecer) es que lo que hace reír no está estructurado en base a una seguidilla de gags que buscan el golpe-efecto, sino que la comedia se da en las interacciones cotidianas entre los trabajadores de la agencia. Para esto se vale de un reparto que acompaña demasiado bien y que tiene madera de comedia: el trabajo de Jimmy Wolk como Zach Cropper es una de las mejores cosas que tiene la comedia de CBS.
El episodio piloto no le hizo una gran justicia a esta serie (rara vez lo hace), pero ha dejado una gran promesa de mantener a los dos Roberts al aire. Va por buen camino, aunque en el mundo de la televisión y de las propuestas cómicas, nunca está todo dicho. Ésta en particular, comete un error que puede costarle caro: se vuelve demasiado lenta en ocasiones y no es ni la mitad de lo crazy que promete.
The Michael J. Fox Show (todavía no podemos creer que alguien haya optado por ése nombre, aunque es bastante honesto en cuanto a lo que la serie puede dar), es otro circo armado para un protagonista resucitado. Nuevamente el guion se dispone en torno al otrora Marty McFly, ahora como Michael Henry, un ex reportero que decide volver frente a las cámaras mientras da pelea a su enfermedad.
Una cosa que esta serie hace muy bien es probar que puede tomarse la desventura humana y hacer una comedia que no se ruborice ante las bromas a expensas de una enfermedad. Las escenas que giran en torno al protagonista y su convivencia con el Parkinson están muy bien elaboradas, y la historia cumple con su cometido. Siempre es un placer volver a ver a Fox, y posiblemente esta sea una de las razones por las que esta serie ha recibido una interesante cantidad de menciones y nominaciones en su primera temporada.
Betsy Brand (algunos la conocerán como Marie Schrader de Breaking Bad) es otra actriz a la que la comedia le queda perfecta, y sin ser sobresalientes, los demás personajes apoyan correctamente. Hay que reconocer que es una fórmula que difícilmente falle, más aun teniendo en cuenta que el guion apuesta a lo seguro, dando pasos pequeños pero firmes.
http://www.youtube.com/watch?v=_yAsYBkJroY
Las ficciones de veinte minutos con contenido familiar son un gran éxito: se reinventaron en parte gracias a la aparición de Modern Family, y es por eso que tanto The MJF Show como tantas otras apelan a recursos muy vistos en la primera. Particularmente en este caso, el uso del elemento de falso documental y el relato de la familia caótica pero siempre amorosa.
Estas dos series que en cuanto a recursos e ideas parecen casi hermanas, evidencian una nueva-vieja tendencia: veterano y querido cómico-lazos familiares-superación de obstáculos-final feliz. De nuevo, nada que Modern Family no haya hecho antes. Pero quizás en la comedia de Michael J. Fox podemos encontrar elementos que le permitan desplazar un poco a la reina del divertimento familiar. Mientras, las dos buscarán desmentir eso de que ya no hay buenas comedias. Y tendrán razón: hay sitcoms e historias excelentes y aceptables; lo que no hay, es abundancia de ideas nuevas.