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Uno de los títulos más originales de la presente edición fue Ricordi? de Valerio Mieli, una película que no desentonaría en un festival de cine independiente. Utiliza como lenguaje narrativo una serie de recuerdos que van y vienen en el tiempo para describir un romance que quedó trunco. La infancia, la adolescencia, el presente y el post amorío se suceden en una profusión de flash backs y flash fowards que forman la estructura del relato. Luca Marinelli, siempre encasillado en personajes conflictivos como el que compuso en La soledad de los números primos (Saverio Costanzo – 2010), es un joven pesimista que vaticina el fracaso de un amor que comenzó de manera muy feliz. Con el devenir de conflictos y reproches, Linda Caridi transforma su sonrisa y alegría inicial en enojo. Ambos son profesores, repasan sus vidas pasadas en las que se alternan momentos de dicha y de desgracia, en una relación que comienza con la inmensidad del mar, para luego circunscribirse a un lago y terminar diluyéndose en una piscina termal. “En la pacífica villa el león duerme esta noche”, dice la canción que acompaña los créditos iniciales. Un vínculo pasional que comenzó con la fuerza del rey de la selva se disipa, se desvanece, tan solo queda el perfume como recuerdo de un placer lejano.
Daniele Luchetti, que se lució con Mi hermano es hijo único (2007) y La nostra vita (2010), ambas protagonizadas por Elio Germano, retorna a las pantallas con la comedia fallida «Io sono tempesta». Marco Giallini, que se destacó como un académico pedante y soberbio en Si Dios quiere (Edoardo Maria Falcone – 2015), quedó etiquetado en ese tipo de roles con suerte dispar. Aquí se repite la fórmula, teniendo como contrapartida a Germano en vez de Alessandro Gassman, pero con un guión carente de originalidad y de chistes ingeniosos. El film patina por todos lados, ni las tramas secundarias lo levantan. Una lástima, teniendo en cuenta que la jefa del lugar de acogida pudo haber sido un personaje disfrutable de contar con un texto inteligente.
El ciclo patrocinado por el Instituto Luce-Cinecittà puso énfasis en las miserias y desventuras de seres marginales que pueblan el presente italiano. Dondequiera protégeme presenta a dos sujetos impulsivos, dos perdedores en la isla de Cerdeña que solo se tienen el uno para el otro ante el rechazo de los que los rodean. Alessandro es un cantante cincuentón fracasado que vive con su madre, que se torna violento cuando está borracho. Francesca, tiene serios problemas de conducta por la cual un tribunal le sustrajo su hijo. Ambos se encuentran en un hospital donde son tratados, se conocen, se enamoran, y cuando obtienen el alta se lanzan a la aventura en una road movie por la isla que incluye el secuestro del menor. Vidas llenas de frustraciones, de vacíos, de soledades, de sueños utópicos, de noches frente a máquinas tragamonedas, de reposo en bancos de plazas. Un relato realista de dos individuos que se necesitan mutuamente, que finaliza con un gran acto de amor.
