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*Por Milly Bianchiman Sur
Christopher Nolan a los 39 años y con menos de diez films en toda su trayectoria como guionista y director, se sitúa con El Origen (Inception) en la cima de su carrera pudiendo ser superado solo por el mismo. Cuando el cine esta pasando por una seria sequía de ideas, Nolan, tras pasar 10 años puliendo el proyecto, nos trajo un Blockbuster y una película de acción, thriller psicológico y de ciencia ficción inteligentísima. La película necesita del espectador mucha atención y una gran capacidad para entender lo que sucede en el momento, porque la estructura narrativa tiene varios niveles que se desenvuelven simultáneamente pero en distintos niveles de velocidad. Probablemente, sino se comprende lo anterior el espectador se va a perder, y el que no entienda o no piense mientras pasan los minutos, no le va a gustar. Pero esto es lo mas maravilloso que encontré en Inception, lo mucho y rápido que hay que pensar durante y después de verla, realmente es gratificante, ya que la creatividad es de lo que carece el cine de hoy en día.
Con vergüenza admito que me pesaban los pies para ir a ver esta peli porque los rumores de su similitud con Matrix aplomaban mis expectativas, pero mi amiga y mi mejor compañera para el cine, Yael, pidió que la acompañara y solo ella y Dios saben que no me arrepiento. Cualquier cosa que pensaba que podía pasar en el film nada tenia que ver con los hechos. Pero mejor aun, con el pasar de los minutos el film se aseguraba el primer puesto en mi ranking personal, despachando al segundo puesto, la antecesora de Nolan, El caballero de la noche.
En la película el personaje de Leonardo DiCaprio, Dom Cobb es un experto en la “extracción” de secretos entrando a los sueños de las victimas, donde el subconsciente se encuentra más expuesto; pero esta especie de espía que es tiene como precio su propia vida y la de su familia. A cambio de una liberación y la devolución de todo lo que ama, el empresario Saito (Ken Watanabe) le ofrece lo que seria su último trabajo, una Inserción, plantar una idea dentro de la victima generando otra realidad. Cobb reúne un grupo de expertos como su eterno ayudante y socio, Arthur (Joseph Gordon-Levitt) protagonista de una de las escenas que quedaran en la historia del cine por su ostentación y grandeza, Eames (Tom Hardy) quien se encarga de interpretar y forjar una identidad de forma física. El fantasma de la difunta esposa de DiCaprio, Mal, interpretada por Marion Cotillard no permite que este sea el arquitecto del ensueño, por lo que decide contar con la ayuda de Ariadne (Ellen Page) una estudiante quien se encargara de darle el aspecto visual al sueño y que puede llegar a superar al mismo Cobb. El plan es puesto en marcha pero el sueño corre peligro de desmoronarse porque no se contaba con que la victima estuviera preparada para cada movimiento del equipo.
La historia desde mi punto de vista es brillante, pero no revolucionaria ni nada que no hayamos visto antes, más bien es conjunto de estas predispuestas de modo perspicaz e ingenioso formando un laberinto del que solo se podrá salir si el film es reflexionado y descifrado. Nolan muestra una capacidad narrativa increíble, que puede resultar algo compleja para algunos, pero que permite entender como funciona el sueño dentro del sueño en la primera hora de película, dándose el lujo de recrear este universo como algo muy parecido a una película de acción, pero no a una de fantasía. Los diálogos son inteligentes, exactos y se permiten tener humor. La estructura de la película es nada calida, ni emocional pero si melancólica. Casi siempre el director construye personajes con dualidades que en el avance de sus historias descubren que sus realidades eran una ficción creadas en base al pasado. DiCaprio da gusto verlo en su agonía por culpa del fantasma de Marion Cotillard, encantadora como siempre y perfectamente a la altura del protagonista. Joseph Gordon-Levitt es el protagonista de lo físico y de los diálogos más ingeniosos con Tom Hardy, Ellen Page mejor imposible, porque directamente el guión no se lo permite, y un clásico, simpático y breve Michael Cane que interpreta a Miles.
No da explicación de cómo funciona esta inserción en los sueños, pero si de los caminos ha utilizar para lograr la misión que son tan complejos como el ensueño mismo y las reglas del juego, expuestos por los mejores efectos que he visto en este ultimo tiempo, y que son demandados por la historia con una muy buena justificación, y si así no fuese, no importaría porque todo resulta de un reflejo de ideas construidas para el sueño. Las ciudades y edificios son un placer admirar, al igual que las tomas con planos sumamente majestuosos llenos de luz para no omitir detalles pero sin dejar de ser sombrío. La banda sonora no es algo menor, Hans Zimmer ha creado su mejor pieza según los críticos, porque al parecer con la película El caballero de la noche encontró la formula para despertar los sentidos hasta erizar la piel y hacerte saltar de la butaca en mas de una ocasión si te encuentra desprevenido.
Como le dice el personaje de Eames a Arthur: “No debes tener miedo a soñar con algo mas grande” y con El Origen, Christopher Nolan nos demuestra que si el va a soñar, va a soñar en grande, y nosotros estaremos expectantes de disfrutar de sus sueños.
*Dedicado a Yael Rodríguez y Matias Sur