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Debo confesarles algo antes de comenzar. Tuve una enorme necesidad de escribir la reseña (por no decir crítica) de esta película. Siempre la tengo presente y aunque hace mucho que la ví, cada tanto vuelvo a mirarla. No fue de casualidad que me la recomendaran aclarando que el soundtrack estaba a cargo del genio Alex Turner (cantante de Arctic Monkeys).
Bueno, ahí me compro desde el vamos pero tenía que verla porque para eso están las películas, para ser vistas. Y claro, faltaba saber algo más. ¿De qué trata el film? ¿Es sobre un submarino? ¿A dónde va?, me preguntaban. No no, el asunto va para otro lado.
Submarine (2010) es una adaptación de la novela homónima de Joe Dunthorne. Dirigida por Richard Aoyade y producida por Ben Stiller, es una película británica que narra la historia de Oliver Tate (Craig Roberts), un chico adolescente, de clase media, solitario y arrogante que tiene en mente dos cosas: por un lado, tener novia y perder la virginidad; por otro lado, salvar el patético matrimonio de sus padres, Jill (Sally Hawkins) y Lloyd (Noah Taylor), quienes sabemos -gracias a las labores de espionaje del protagonista- que llevan siete meses sin tener sexo, y además evitar que su madre caiga en las redes de Graham (Paddy Considine), un viejo amor de su juventud.
Con tan sólo quince años de edad, Oliver sufre de anhelos románticos, una rutinaria intimidación en la escuela y la aguda conciencia de sí mismo de ser de un sofisticado precoz. Se encuentra en una etapa de la vida en la que no ha terminado de conocerse a sí mismo ni de definir su identidad. El chico espera ansiosamente experimentar nuevas sensaciones al conocer y enamorarse de su compañera Jordana Bevan (Yasmin Paige), una jovencita pirómana que se convertirá en su futura novia.
La película está cargada de una emotividad intensa. La parte cómica se reduce a un par de risas que no llegan a ser carcajadas, a menos que sean muy risueños. Más bien, produce ternura y compasión. Vale decir, me reí por momentos y hasta sentí pena por algún personaje. Sustentada en la narración en primera persona, está llena de adorables momentos y metacine (“cine dentro del cine”) que suceden en la cabeza de nuestro protagonista, el galés Craig Roberts: con títulos, dedicatorias, cartas y frases inolvidables.
Desde lo visual, nos encontramos con un estilo libre de filmar con cámara en mano (rítmica e imparable), hermosa fotografía y dosis de colores que manifiestan el estado de ánimo de Oliver y el resto de los personajes. Aparte de todo esto, hay mar, bosques, días nublados y abrigos inolvidables.
No les voy a negar que Submarine es un guiño constante a otras obras. La lista de atributos es interminable, y de hecho, Ayoade no tiene problema en admitirlo. Submarine es la obra de un director que está perdidamente enamorado del cine, y eso se nota. Pero, ¿Quién es Richard Ayoade? Comediante, actor, escritor, director, y “el hombre más cool de Londres”, según la revista musical NME. En Inglaterra lo conocen por su actuación en la sitcom The IT Crowd, donde interpreta al super geek Maurice Moss. Ha dirigido videoclips para Arctic Monkeys, Vampire Weekend, Kasabian y Yeah Yeah Yeahs. Justamente, Submarine es su ópera prima.
Richard nos trae a un Oliver Tate que inspira empatía: en su lucha por distinguirse del resto del mundo y arreglar a su familia, su personaje denota una fragilidad y una inocencia entrañables. Conforme avanza la película, lo que parecía una comedia ligera, cambia su tono por uno más oscuro, y la historia alcanza mayor profundidad. ¿Por qué el cambio repentino? Porque es una historia vista y contada desde la perspectiva de un adolescente de quince años. Las cosas que al principio parecen simples (como arreglar un matrimonio o encontrar el amor eterno) dejan de serlo cuando el protagonista alcanza la madurez emocional de la que carece al inicio.
No obstante, la película de Ayoade está dotada de una frescura que muchas películas de adolescentes no tienen. Sus personajes se sienten reales y la historia no se esconde detrás de una obsesión por los detalles. La inmejorable banda sonora original de Alex Turner (vocalista y guitarrista de los Arctic Monkeys) es simplemente perfecta. Turner, con guitarra acústica, letras profundas y una voz limpia, suave, da la sensación de estar cantando desde el fondo del mar.
Va de la mano con esos escenarios galeses de cementerios industriales, fábricas, vías del tren, y playas grises donde parece que hace frío todo el año. Sí, los paisajes son amplios, pero Oliver vive encerrado como en un submarino que está bajo el mar. La realidad termina por alcanzarlo y es cuando sale a la superficie y se deja ver por el mundo por primera vez. La madurez, quizás…
Nota aparte: el próximo proyecto cinematográfico de Richard Ayoade es una adaptación de la novela de Dostoievski: The Double. Ya cuenta con los dos primeros nombres del reparto, Mia Wasikowska y Jesse Eisenberg. Pongo al proyecto la etiqueta de “interesante”, ¿no? Tendré que seguirle el rastro.