Cine

Thriller de ciencia ficción protagonizado por S. Johansson

Por Felipe Restrepo

A Jonathan Glazer, el director de Under the Skin, lo conocí cuando aún en los noventa valía la pena ver MTV. Él era director, junto a Cunnigham  y Gondry, de los videos clips más originales que se emitían en el canal musical. Generalemente videos que se transmitían a altas horas de la noche y de bandas de gran calidad musical. Gracias a algunos de sus videos me interesé musicalmente por algunas bandas que desconocía, por ejemplo, a través del magnífico video de la canción Rabbit in your headlights, conocí a UNKLE. Recuerdo que al día siguiente de ver el video salí a comprar el CD de su trabajo Psyense Fiction de 1998, un trabajo realmente destacable.

La filmografía de Glazer no es amplia, tiene tan sólo dos películas antes de Under the Skin. La primera, Sexy Beast, no la vi, la segunda Birth (traducida como Reencarnación en Latinoamérica) es un interesante drama pratogonizado por Nicole Kidman.

El argumento de Under the Skin es sencillo pero muy efectivo: una comunidad extraterrestre ansía la exquisita pulpa humana para su consumo y para ello envían a un miembro de su especie con la misión de seducir a incautos terrícolas hombres para hacer un de paté con su carne. Para la exclusiva tarea nada mejor que una atractiva mujer interpretada por la sensual Scarlett Johansson. Un acierto en la dirección de casting  la escogencia de la actriz porque permite trabajar con la idea de la mujer que puede seducir a muchos, inclusive a aquellos que están del otro lado de la pantalla. ¿Acaso no es Scarlett una de las actrices más anheladas por su belleza del ámbito cinematográfico?  

Para encontrar a sus víctimas, el personaje que interpreta Scarlett, recorre incesantemente las frías y grises calles de Glascow a bordo de una Van. Una vez selecciona a aquellos hombres que al parecer no tienen compañía, los lleva a una inhóspita casa donde los hace zumo después de ablandarlos en un extraño líquido.

En las secuencias de la persistente búsqueda a bordo de la Van, el director utiliza una cámara escondida para capturar momentos auténticos e íntimos de las personas en la calle.  Se podría decir que Jonathan Glazer documentalizó esas partes de la ficción. Una vez el director realizaba las tomas, el equipo de producción obtenía los derechos de imagen de las personas que había grabado.

Poco a poco el alien seductor va mutando su percepción sobre los humanos y su objetivo se empieza a desdibujar. Principalmente después del encuentro con un hombre que camina en la noche por una desolada calle ocultando su rostro. Cuando la misteriosa victima se acerca a la Van nos damos cuenta que sufre de una deformación en su cara. El encuentro entre los dos personajes es íntimo y emotivo.

Para el personaje que padece la anomalía en el rostro, se escogió a un actor que realmente tiene neurofibromatosis, un trastorno que ocasiona tumores en el sistema nervioso y produce anormalidades en la piel y en los huesos.

La banda sonora de la película es superlativa, tiene momentos que recuerda películas de Darío Argento o a un thriller de Brian De Palma. Atmósferas sonoras densas donde se tejen inteligentemente las imágenes, principalmente en los enrarecidos momentos de mayor onirismo: cuando el personaje de Scarlett camina desnuda y sensualmente dentro de un habitación oscura y brillante mientras que las víctimas se sumergen en el líquido ablanda carnes.

 

Para destacar los grandes planos generales, que cuando están bien compuestos superan de lejos a cualquier otro valor de plano porque que no exigen dirigir la mirada a un solo punto del cuadro. Permiten contemplarlos libremente  porque todos los elementos que concurren en el campo audiovisual están cargados de significación.

Las locaciones, sombrías y frías, refuerzan el espiral de desolación en el que lentamente va cayendo la protagonista. En ese sentido un acierto los paisajes escoses, que sólo he contemplado, a través de fotos.

Por último y para resaltar, los bien utilizados desnudos de la actriz porque son funcionales a la paulatina humanización del alien que necesita imperiosamente autoreconocerse. Lo anterior no implica que uno deje de apreciar la evidente belleza de Scarlett Johansson, distante de los escuálidos cuerpos fotoshopeados que solemos encontrar en revistas de modelos.

Felipe Restrepo

Su papá le incentivo el amor por el cine llevándolo a ver películas para mayores de 13 años cuando él aún era un niño. Productor y director audiovisual independiente.